miércoles, 13 de junio de 2018

Que sea ley.

La sociedad patriarcal nos quiere silenciadas, nos quiere sometidas, nos quiere recluidas, nos quiere madres pero vírgenes, nos quiere ahí donde no podemos ser. La única forma, entonces, de perdonarnos el acto sexual es si tenemos une hije. Solo así puede ser perdonado el pecado por el deseo sexual femenino concretado. Esta ley que hoy se debate viene a reivindicar nuestro derecho a elegir, a decidir no solo sobre nuestra maternidad y nuestro cuerpo, sino sobre nuestra sexualidad, que creo que en definitiva es lo más condenado. Viene también a intentar superar una diferencia de clase: las ricas abortan, las pobres lo hacen con riesgo de muerte. La ley no obliga a abortar, la clandestinidad nos obliga a parir o a ir presas o morir si no acatamos la orden.
El movimiento feminista viene desde hace años, pero en los últimos con más fuerza porque cada día somos más, alzando la voz. Para decir que tenemos deseo sexual, que tenemos derecho a decidir cuándo queremos ser madres, que no queremos ser obligadas a parir para después hacernos cargo solas de nuestres hijes, para decir tantas otras cosas. El movimiento feminista viene a gritar. Que tenemos voz y que no nos vamos a callar, ni a recluir, ni a someter nunca más.
Ni presas ni muertas por abortar. Ni calladas por ser mujeres.
Esto recién empieza, algo muy profundo estamos moviendo nosotras. Y se va a caer.
Compañeras, amigas, hermanas, que sea ley. 

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